¿Es bueno adelgazar rápido?

¿Es bueno adelgazar rápido?

Cuando hablamos de adelgazar nos referimos a una disminución del volumen corporal que viene dada por una disminución de la grasa de reserva de nuestro cuerpo.

La grasa es la única causa del sobrepeso, por lo que es de lo único que debemos deshacernos. No podemos perder de vista que la destrucción de la grasa de reserva conlleva unos procesos largos y complejos, hasta que finalmente la grasa se excreta o elimina de nuestro cuerpo en forma de metabolitos.

Este proceso es lento en sí mismo y si buscamos una pérdida de peso rápida sólo podremos conseguirlo deshaciéndonos de otros elementos que no son grasas y que por tanto, aunque el peso baje en la báscula, no suponen un verdadero adelgazamiento.

¿Por qué se pierde peso rápido con algunas dietas?


  • Destrucción de músculo: Cuando nuestro cuerpo no recibe el alimento que necesitamos se “devora” a sí mismo y comienza a usar las proteínas de nuestros propios músculos. El músculo pesa mucho y al destruirse, la bajada de peso en la báscula será apreciable, sin embargo la destrucción de músculo no supone un adelgazamiento real y no se notará externamente, la silueta no se afina.

  • Pérdida de agua: En algunas dietas se abusa de los alimentos diuréticos o incluso de fuerza con productos o pastillas tipo drenante. Estas bajadas de peso son un simple espejismo, mientras tomas el diurético pesarán unos gramos menos y nada más dejarlo, los líquidos volverá a sus niveles normales. Normalmente no se nota físicamente, aunque la bajada sí es notable en la báscula. Se puede apreciar menos hinchazón e tobillos y rodillas, pero en seguida los niveles de líquidos se normalizarán.

Visto esto, podemos concluir que perder peso rápido no sólo es peligroso sino que no es posible, ya que como vemos no estás eliminando lo que causa el sobrepeso, sino que estás eliminado otros tejidos que nada tienen que ver con nuestra silueta.

¿Perder músculo y tomar diuréticos es peligroso?


Si, perder musculo supone una ralentización del metabolismo (lo cual significa que nuestra tendencia a engordar habrá aumentado), una reducción de las hormonas que fabrica el músculo y con ello mayor sensación de cansancio, apatía y fatiga física y mental.

Ocurre con dietas proteicas o proteinadas (por ausencia de hidratos de carbono para nutrir los órganos vitales), dietas demasiado escasas, periodos de ayunos o purgas, dietas líquidas… En resumen, ocurre cuando el cuerpo no recibe todos los nutrientes que necesita.

Tomar diuréticos es algo que no debemos hacer si realmente no lo necesitamos. Si queremos eliminar el líquido que retenemos basta con seguir una dieta equilibrada, rica en alimentos con potasio (frutas y verduras), beber suficiente agua y hacer algo de ejercicio. Si recurrimos a un diurético corremos el riesgo de sufrir una bajada de potasio, deshidratación o malestar gástrico debido a que las mezclas de plantas que hacen en estos preparados suelen ser bastante fuertes. Es importante repetir que nada más dejar el diurético los líquidos subirán de nuevo, por lo que no merece la pena hacer uso de ello.

Trucos para no caer en estos errores


  • Elige siempre una dieta sana y completa, que no tenga efecto rebote y que te permita perder sólo la grasa que te sobra. El mejor ejemplo la dieta equilibrada.

  • Cuando empieces tu dieta no pienses en adelgazar, sino en comer mejor y hacerte con unos hábitos saludables, sin darte cuenta verás como tu figura se moldea cada semana.

  • Recuerda que la grasa se excreta lentamente, es un hecho.

  • La grasa pesa muy poco (aunque ocupa mucho volumen) por lo que debes valorar tu evolución prestando más atención a la bajada de volumen (que nunca engaña) y no sólo a la bajada de peso en la báscula.

  • Huye de todas las técnicas “raras” para adelgazar tipo ayunos, “días de la piña”, días a líquidos o a frutas, dietas milagro, dietas hiperproteicas… Siempre van a traer una consecuencia negativa a veces en la salud y siempre en nuestro metabolismo y con ello, en nuestra tendencia a engordar.