Dieta de proteínas

Dieta de proteínas

Con la operación bikini es muy común que muchas personas recurran a las dietas rápidas, como son las dietas sin hidratos de carbono también conocidas con otros nombres como dietas de proteínas, dietas proteicas o dietas hiperproteicas.

En este artículo haremos un resumen sencillo de los efectos que este tipo de dietas sin hidratos de carbono pueden tener sobre nuestra salud y cómo pueden afectar al sobrepeso a largo plazo.

Riesgos asociados a la ausencia de hidratos de carbono:

La eficacia de estas dietas reside principalmente en la obtención de cuerpo cetónicos a partir de nuestra grasa, esto se conoce como un estado de cetosis. Pero, ¿por qué estas dietas nos llevan a este estado? Muy sencillo, sabemos que nuestras células (incluidas las células del cerebro y otros órganos vitales) se nutren exclusivamente de glucosa y por ello, en ausencia de glucosa, el cuerpo recurre a fabricar una especie de “nutrientes intrusos” que son los cuerpos cetónicos y que se encargan de nutrir nuestras células en ausencia de glucosa.

Hasta aquí parece una buena técnica, pues estamos convirtiendo directamente la grasa de reserva en energía para las células pero, ¿nos hemos parado a pensar en las consecuencias que tiene la cetosis para nuestro organismo?

  • Algunos de los efectos más conocidos por su evidencia son el estreñimiento, la sensación de cansancio, fatiga y apatía, acompañados en ocasiones por nauseas y vómitos.

  • También de forma inmediata, se produce un estado de acidosis metabólica, es decir, nuestros fluidos corporales se vuelven ácidos y afectan negativamente a nuestro sistema nervioso provocando una respuesta cerebral más lenta. Aunque dependerá de la vulnerabilidad de cada persona, no se descartan daños cerebrales con el seguimiento de estas dietas pues estamos nutriendo a nuestro cerebro a través de un nutriente que no es adecuado para ese fin. Se han descrito casos de coma cetónico o coma por cetosis.

  • Debido también a esta acidosis en nuestro medio interno, la capacidad contráctil de las fibras cardiacas puede verse alterada, por lo que durante estas dietas el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular es más alto.

  • Sabemos además, que somos más vulnerables a la aparición de enfermedades crónicas (tales como el cáncer) cuando el PH de nuestros fluidos es ácido.

Aparte de las consecuencias sobre la salud, debemos tener en cuenta que nuestro cuerpo al verse sin hidratos de carbono intenta evitar hacer uso de los cuerpos cetónicos y antes de fabricarlos, pone en marcha otro mecanismo que consiste en “sacar” glucosa a partir de nuestros músculos. Esto consigue una pérdida de peso muy rápida pues no se está perdiendo grasa (que pesa poco) sino que estamos perdiendo músculo (que pesa mucho más). Las consecuencias para esa persona serán bastante frustrantes, pues siempre que perdemos musculatura nuestra tendencia a engordar aumenta ¿por qué? simplemente porque nuestros músculos son tejidos metabólicamente activos y por tanto queman calorías.

Hoy en día, con la reciente moda de las dietas bajas en hidratos o altas en proteínas, es muy común encontrarse casos de personas que tras haber seguido una de estas dietas, han recuperado aún más kilos de los que habían perdido (gran efecto rebote) y ahora, con el metabolismo ralentizado ya no consiguen adelgazar.

Riesgos asociados al mayor consumo de proteínas

Al eliminar los hidratos de carbono de la dieta, el porcentaje de las proteínas y de las grasas se dispara muchísimo en este tipo de dietas. Las consecuencias negativas también son muchas y muy variadas:

  • Debemos tener en cuenta que la proteína es un nutriente que debe tomarse en cantidad suficiente pero moderada, pues genera residuos y su exceso se elimina por la orina. Es por ello, que una gran ingesta de proteína puede provocar un gran sobresfuerzo de los riñones y provocar por tanto, problemas renales a medio y largo plazo.

  • La digestión de grasas y proteínas también hacen trabajar más de la cuenta al hígado y al páncreas, órganos que nos conviene cuidar por las gravísimas consecuencias que conllevan los trastornos a estos niveles.

  • La ausencia de cereales, granos y legumbres, así como la escasez de frutas y verduras traerá consigo la aparición de enfermedades carenciales por déficit de vitaminas y minerales. Las consecuencias en la piel, el pelo y las uñas no suelen tardar en aparecer. El bajo aporte de alimentos ricos en fibra producirá una mayor acumulación de tóxicos a nivel del colon que pueden desembocar en enfermedades del mismo.

Riesgos asociados al mayor consumo de grasas

Sabemos que la mayor parte de los alimentos proteicos llevan grasa en su composición por lo que en este tipo de dietas sin hidratos o proteicas, la ingesta de grasa es muy superior a la recomendada.

  • Aumento de los lípidos sanguíneos como colesterol y triglicéridos, y en consecuencia un mayor riesgo cardiovascular y cerebrovascular, sobre todo si tomamos más cantidad de carne, mariscos, lácteos y huevos que de pescado, algo casi inevitable.

  • Sobrecarga hepática como hemos visto en el apartado anterior.

Vemos cómo el camino rápido no sólo es peligroso, sino que no logra resultados a largo plazo y agrava notablemente la tendencia a engordar de las personas que lo siguen.

¿Cómo actúa nuestro cuerpo cuando seguirmos una dieta proteica?

Respuesta del organismo frente a las dietas proteicas

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